Agencia AJN.- Las últimas elecciones en Israel presentaron cambios en la política local. La presidenta del partido izquierdista Meretz, Zehava Galon, reaccionó ante la derrota de su partido y escribió: «Este es un momento muy duro para mí y para mis amigos en Meretz. Los resultados de las elecciones son un desastre para el partido, para el país y también un desastre a nivel personal».
«Todo el partido pagó el precio. Lamentablemente, nuestros votantes compraron la campaña del ‘Gran Partido’ y prefirieron fortalecer a Yair Lapid frente a Bibi», expresó.
Meretz no pasó el umbral y, por primera vez desde su creación no formará parte del Parlamento israelí (Knesset). Al partido de Galon le faltaron sólo cuatro mil votos para pasar.
El regreso de la derecha religiosa
En el asentamiento de Efrat, que es un consejo local con cerca de 12 mil habitantes, el partido de Bennett obtuvo el mayor número de votos durante las últimas cuatro vueltas electorales.
Incluso en 2019, en la contienda en la que Bennett buscaba dónde rascar esos 1.400 votos para pasar el porcentaje de bloqueo, estuvo primero.
Pero en las elecciones de este martes, el partido Tzionut HaDatit (Sionismo Religioso) ocupó el primer lugar allí, con unos 2.400 votos más que el partido Beit HaYehudí (Hogar Judío).

Zehava Galon, su partido por primera vez en su historia quedará fuera de la Knesset.
Efrat es un asentamiento religioso con muchos angloparlantes, y figuras políticas como Bezalel Smotrich o Itamar Ben Gvir, no tiene mucha conexión con ellos, más allá del uso común de la kipá en sus cabezas.
Pero este ejemplo es un hecho que se repitió en no pocos asentamientos religiosos y focos religiosos. Las personas que votaron por Naftali Bennett y Saar la última vez, votaron por Smotrich y Ben Gvir esta vez.
En Ra’anana, ciudad residencia de Bennett, el partido Tzionut HaDatit creció en las elecciones para la 25º Knesset en un 120% y en Petaj Tikva duplicó su fuerza.
En Givat Shmuel, la ciudad del número dos de Beit HaYehudí, el partido creció un 65,22%. En Ofrah cerca de un 50% y en Elkana un 40%.
Sí, si bien es cierto que se trata de personas que desearon un gobierno de derecha, pero no querían a Netanyahu, y en las elecciones anteriores trajeron 13 mandatos para Bennett y Saar. Éstos violaron, según la visión de los electores, las promesas de campaña y establecieron un gobierno con la izquierda Meretz, los árabes Ra’am y el partido laborista. Claramente, lejos de lo que naturalmente se esperaría de la derecha.
La población de alguna manera todavía estaría dispuesto a perdonar, tal vez, si Bennett hubiera traído a su electorado una verdadera derecha, como primer ministro con kipá.
Para quienes votaron a Bennet, su gran fracaso fue que, no confrontó públicamente con sus «socios de coalición», se negó a presentar una derecha que no sea Netanyahu, la cual muchos de sus votantes habrían anhelado, lo que llevó a que muchos de esos 13 mandatos regresaran al bloque de Netanyahu, pero no votar por él.

Netanyahu y su esposa, Sara.
Los votantes de Bennet oyeron sus promesas y declaraciones, y querían el mismo cambio sobre el terreno que había prometido en campaña y que no cumplió.
Otro punto que llevó a esto es que en el pasado muchos de estos votantes se avergonzaban de votar por Ben Gvir.
Pero cuando los partidos del Bloque de Izquierda coquetearon con Ba’lad y Jadash, quienes llamaron a los integrantes de la «Guarida de Leones» como mártires, hubo no pocos que dijeron: Ustedes no nos prediquen moralidad.
Así, al parecer, el movimiento Tzionut HaDatid se convirtió en el tercero más grande.