Agencia AJN.- El gobierno israelí decidió no permitir que los estudiantes extranjeros estudien medicina en Israel, prohibiéndoles la entrada a la Facultad de Medicina Sackler de la Universidad de Tel Aviv, a la Facultad de Ciencias de la Salud Ben-Gurion (BGU) de Beersheba y a la Facultad de Medicina Rappaport del Technion-Israel Institute of Technology de Haifa (Instituto Tecnológico de Israel).
El Jerusalem Post se enteró el lunes de la decisión del Consejo de Educación Superior (CHE) y de los Ministerios de Salud y Finanzas. Su decisión siguió a una recomendación de 2018 del CHE debido al gran número de israelíes que viajan a Europa para convertirse en médicos tras no ser aceptados en las facultades israelíes.
Las clases de graduados de 2026 serán las últimas para los estudiantes extranjeros que viajaron a Israel para obtener el título de médico de cuatro años en las tres facultades mencionadas.
En la Universidad de Tel Aviv (TAU) se graduaron 2.300 médicos extranjeros desde 1977; la BGU tiene un programa internacional desde hace 30 años y el Technion, desde hace dos décadas. La Universidad Hebrea (HU) de Jerusalem no imparte clases a estudiantes extranjeros, pero su Facultad de Salud Pública y Medicina Comunitaria HU-Hadassah Braun recibió desde 1970 a más de 1.000 estudiantes de más de 100 países.
El Dr. Stephen Lazar, decano ejecutivo de la TAU, envió una carta a todos los estudiantes de medicina extranjeros de la universidad: «Lamento profundamente informarles que el gobierno israelí ordenó a todos los programas médicos extranjeros, incluidos los estadounidenses, que dejen de aceptar nuevos estudiantes. Esta decisión política se tomó para aumentar la disponibilidad de plazas en las escuelas de medicina israelíes para los programas locales, de modo que muchos estudiantes israelíes no tengan que viajar al extranjero para su educación médica», decía la carta. Además, el presidente de la TAU, Ariel Porat, y el decano, Ehud Grossman, aseguraron al Jerusalem Post que a los estudiantes matriculados, incluida la clase de 2026, que entra esta semana, se les permitirá completar sus estudios de medicina.
Muchos de sus ex alumnos, agregó Lazar, «son líderes en sus campos en todo el mundo. Nuestros graduados muestran la excelencia de la educación médica en las instituciones israelíes. En esta decisión política no se tuvo en cuenta la exitosa cooperación demostrada de las instituciones médicas de Estados Unidos, Canadá e Israel».
Por otro lado, el presidente de la BGU, el profesor Daniel Chamovitz, expresó: »No había elección. Necesitamos que más israelíes estudien medicina aquí. La BGU cerrará la oficina de Nueva York donde los extranjeros solicitaban la admisión en Beersheba. Nuestros partidarios estadounidenses seguramente se sentirán decepcionados por la decisión, y la facultad de medicina mantendrá su enseñanza del inglés para ayudar a los inmigrantes y a los israelíes que regresan y que prefieren estudiar en ese idioma».
«Hace tres años pedimos permiso a la CHE para aceptar israelíes en nuestro programa internacional con estudiantes extranjeros, pero nos lo rechazaron dos veces», concluyó Chamovitz, un médico genetista de plantas nacido en Estados Unidos.
La profesora Rivka Carmi, ex presidenta de la BGU y ex decana de su facultad de medicina, señaló al Post que la decisión del gobierno era «muy lamentable, pero no había otra opción. Hay escasez de médicos y falta de hospitales y profesores disponibles para la enseñanza clínica. El Hospital Universitario Assuta Ashdod -el único centro médico nuevo que se construyó en 40 años- es un hospital comunitario con sólo 300 camas. La falta de hospitales para la enseñanza clínica es el cuello de botella. Está previsto construir un segundo hospital, además del Centro Médico Universitario de Soroka, en Beersheba, pero eso se construirá dentro de una década, si tenemos suerte».
«Estaba muy entusiasmada con estos programas para estudiantes extranjeros cuando era decana de medicina y presidenta de la BGU, pero en los últimos años noté los problemas para formar suficientes médicos israelíes y me di cuenta de que no hay otra opción. Fue una decisión acertada no aceptar estudiantes de medicina extranjeros en el futuro. Creo que no hay más remedio que estar a favor, si se piensa en las necesidades de Israel. Lo digo con el corazón encogido», aseguró Carmi.
Los estudiantes extranjeros del programa de cuatro años siguen pagando la misma matrícula en Israel que en la mayoría de las facultades de medicina de Estados Unidos, es decir, entre 40.000 y 50.000 dólares anuales. Los estudiantes de medicina israelíes pagan una matrícula universitaria muy subvencionada de unos 13.000 NIS al año (4.000 dólares). Algunos de los ex alumnos extranjeros permanecen en Israel, pero la mayoría de ellos regresan a su país de origen y actúan como embajadores, ayudando a los graduados israelíes a conseguir becas y a realizar trabajos posdoctorales en el extranjero.
Dado que sólo 900 israelíes son admitidos en las facultades de medicina del Estado judío al año, un gran número de ellos se va a Europa -Hungría, Italia, Rumanía, Alemania, Holanda y otros- para obtener un título de médico, explicó Carmi, mientras que los árabes van sobre todo a Jordania y otros países cercanos.
El Ministerio de Salud tiene previsto aumentar esta cifra a 1.200.